Alexitimia
Sin palabras para las emociones
La alexitimia es una condición que afecta aproximadamente al 10% de la población mundial, según la Sociedad Española de la Neurología. Sin embargo, en las personas autistas este porcentaje es mucho mayor. No me atrevo a decir un número concreto, porque creo que no se han hecho suficientes estudios al respecto, pero diría que la mayoría de personas en el espectro somos alexitímicas de alguna forma.
La palabra "alexitimia" es de origen griego, y significa: "Sin palabras para las emociones". Es una descripción bastante acertada.
Esto no quiere decir que las personas alexitímicas no tengamos emociones ni mucho menos, sino que nos cuesta identificarlas, ponerles nombre, y expresarlas con palabras.
La primera vez que oí hablar de esta condición fue en la consulta de mi psicóloga, después de que respondiera por enésima vez "no sé", a la pregunta "¿Cómo te sientes?".
Me explicó que a las personas autistas muchas veces nos cuesta saber cómo nos sentimos, y empezamos a trabajar con ruedas de emociones, que resultaron ser muy efectivas.
¿Cómo se siente la alexitimia?
Contrario a lo que mucha gente piensa, la alexitimia se siente. En mi caso, siento que todo lo que pasa dentro de mí, suena como una radio vieja con mala señal. Yo puedo sentir que pasa algo, pero no alcanzo a distinguir bien unas sensaciones de otras. Puedo confundir estar nerviosa con tener hambre, tener miedo con estar mareada, cuando me siento triste es como si estuviera enferma... O puedo saber si me siento bien o mal, pero no distingo muchos más matices. La mayoría de las veces, recurro a examinar mis síntomas físicos, y el ambiente, para saber cómo me siento. Por ejemplo, si siento algo que se mueve por mi barriga, y tengo el pulso acelerado, me pregunto: ¿Cuánto hace que no como? Y si no es hambre, me pregunto ¿Hay algo que me esté poniendo nerviosa? ¿hay algo que me gustaría evitar, o que me dé miedo? Y así deduzco que estoy nerviosa, por ejemplo. El enfado es más fácil, porque me dan ganas de pegarle un tortazo a alguien, y de gritar. Con la tristeza me apetece llorar, pero es más difícil distinguir estas emociones cuando no son muy intensas. Es como si no las notara hasta que son muy muy muy intensas, y termino por explotar. Para trabajar esto uso un termómetro de enfados.
El objetivo es identificar que me estoy enfadando antes de que sea un enfado muy gordo, y ya sea inevitable. El problema es que yo me enfado muy rápido, pero creo que eso e porque no me doy cuenta de los primeros síntomas del enfado. Sigo trabajando en ello, lo tengo pegado en la pared de mi habitación para mirarlo de vez en cuando.
Para mí, tener alexitimia es como tener mis emociones dentro de un tarro, y tener que descifrar lo que son con los ojos vendados. Mientras navego entre ellas, me afectan, y no sé cómo gestionarlas porque no sé muy bien de dónde vienen. Es como luchar contra un guerrero invisible. Hice un dibujo para expresar cómo la siento yo. Sobra decir que cada uno lo vive diferente.
//Story Time//
Cuando estaba en 5º/ 6º de primaria, el profesor de plástica nos mandó que dibujásemos una emoción.Yo siempre fui una alumna de sobresaliente en todo lo que tenía que ver con el arte, y los profesores estaban encantados con mis dibujos. Excepto en esa ocasión. Creo que nos dejó dos o tres clases para terminar el dibujo, y yo estaba totalmente perdida. Claro, no sabía que era autista y alexitímica, y pedirme que dibujara una emoción era como pedirme que dibujara al hombre invisible...
Pero igualmente lo intenté, intenté dibujar una emoción, probablemente la única emoción que conocía, y estaba realmente contenta con el resultado. El dibujo era muy abstracto, era una especie de cosa con un montón de brazos, y unas burbujas que flotaban por el medio de todo escapando, que para mí representaban las diferentes emociones. No supe ponerle título. No era alegría, no era tristeza, no era miedo, no era enfado, era... Era lo más sincero que había hecho nunca. Era yo intentando de todas las formas que conocía de expresar cómo me sentía, y alargando mis brazos para intentar pescar esas emociones translúcidas tan complejas, que flotaban y estallaban, frágiles como pompas de jabón, pero con capacidad de arrasar con todo cual torbellino. Mi profesor no lo entendió, y me suspendió, dijo que no había hecho lo que se me pedía, que tenía que dibujar una emoción. Yo le dije: "Es una emoción". Me dijo: "¿Cuál?". No supe contestar.
Miré los dibujos de mis compañeros, que no había mirado antes porque siempre voy a mi bola. Todos habían dibujado nubes lloviendo, o tormentas, para la tristeza, o un día soleado, y un arcoiris para la alegría, o cosas por el estilo. Me sentí muy ridícula por no haber pensado en una cosa tan simple cuando me pidieron que dibujara una emoción. Era tan fácil como dibujar un sol con una cara sonriente, y unos pajaritos cantando, pero en lugar de eso hice una estupidez que nadie entendía, y yo tampoco terminaba de entender muy bien. No fue hasta que descubrí qué era la alexitimia que descubrí qué fue lo que me pasó aquel día, y todos los otros días que me preguntaron "¿Cómo estás?" yo respondí "no sé", y la gente pensó que estaba enfadada, o que no se lo quería contar, cuando yo realmente no tenía ni idea de lo que sentía.
Comentario final
Tener alexitimia es una mierda la mayor parte del tiempo, pero también tiene su parte buena. En mi caso, cuando me encuentro ante una situación de peligro, como no siento miedo - sí que lo siento, pero hasta que no dedique un tiempo a procesarlo no me doy cuenta- puedo actuar con la cabeza fría, y es definitivamente lo mejor en estas situaciones. No puedo contar las veces que alguien a mi alrededor se ha peleado, se ha hecho daño, ha tenido un accidente, etc. Y yo he sido la que más tranquila estaba, y la que podía ayudar, porque no me afectaba emocionalmente lo más mínimo. Quizá unas horas después lo pienso y sí que siento algo, pero en ese momento no.
Sin embargo, no poder identificar las emociones hace mucho más difícil poder gestionarlas. Hasta que algo no tiene un nombre, puede ser cualquier cosa, necesitamos identificarlas para poder trabajarlas. La buena noticia es que podemos aprender. Lleva tiempo, y no es mágico, pero podemos aprender a identificarlas a nuestra manera. Yo uso principalmente ayudas visuales, como la rueda de emociones, el termómetro de enfados, y una tabla de gestión emocional que me hizo mi psicóloga, que va más a: ¿Cómo me siento? ¿Porqué me siento así? ¿Qué pasó? ¿Cómo puedo solucionarlo? ¿Cómo creo que se sienten los demás? ¿Cómo me siento ahora?
Y he descubierto que las emociones son mucho más pequeñas y controlables después de haber contestado a estas preguntas, parece como que ya no imponen tanto.
Mucho ánimo y un abrazo fuerte a todos mis autistas y no autistas alexitímicos, gracias por leer hasta el final :)
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